En el año 1986, el maestro Joaquín Sabina publica su libro: “De lo cantado y sus márgenes”.
“Son las canciones que yo consideraba más dignas de leer sin música y tres o cosas más que se quedaron sin llegar a hacer canción o poema”, explica el maestro.
«TUMBADA en el sofá, contemplando tu imagen desnuda en el espejo, dejando que la tarde se te enrede en los pechos como una mariposa, sabiendo que el deseo es un rojo caballo que galo por dentro de la sangre, dejando que por valles de espuma te vuele el pensamiento.
Ten cuidado, muchacha, que hay violadores sueltos que quieren clavar cruces al mapa de tu cuerpo, que el amor también tiene sus sabios y sus necios, sus ricos y sus pobres, su harto, su sediento y su legión de parias a quien nadie da un beso. Ten cuidado, muchacha, que el amor también tiene, como todo, su precio.
¿Cómo vas a ser libre rodeada de presos, cómo vas a poder gritar en los desiertos, llorar en los desfiles, reír en los entierros? acuérdate del hombre que te mira en el metro, con la taza de un váter en lugar de cerebro».