“Al estudiar algunas revistas literarias de los años sesenta, en su libro Literatura en Granada, (1898-1998), el profesor Andrés Soria Olmedo se encontró en Tragaluz con los versos de Joaquín Martínez Sabina, joven letraherido y «aún ignorante de que llegaría a ser un cantautor famoso». El poeta soñaba un futuro más libre con el optimismo vigoroso de las revueltas universitarias:
«cuando no sea el dolor sino la dicha de mirarse dos rostros dulcemente y no haya cordilleras de cemento sino la paz menuda de la higuera, cuando no tengamos que inventar esquinas donde los besos crezcan, cuando no pague impuestos ningún sueño ni haya séptimos pisos para amarse… entonces, cuando el amor tan solo, será todo más fácil».
REFERENCIA:
SABINA, Joaquín; MONTERO, Luis García. Ciento volando de catorce. Visor Libros, 2001.