Sabina no se hizo colchonero de niño sino cuando ya era un adulto. ¿Sus motivos? La amistad, el apego a los símbolos de la derrota y la decisión de convertirse en abanderado de un fracaso que, en el fondo, es puro triunfo. Joaquín, a lo largo de su carrera, ha compuesto canciones que son himnos, pero este himno es tremenda canción y, gracias a eso, como su Atlético, disfruta del éxito sin perder el prestigio de la derrota.