El insoportable brillo de tu ausencia.

IMAGEN TOMADA DE LAS REDES SOCIALES.

Joaquín Sabina, de 57 años, lo dijo enseguida: quería conversar con José Tomás, de 31. El torero dijo sí rápidamente. Lleva dos años fuera de los ruedos. Es un poeta, hablando y en silencio. Un tipo tan joven, con tanta madurez. Lo da el miedo, acaso, dijeron. El músico y su amigo se encontraron en la casa de Sabina. Este tomó whisky. José Tomás, un refresco.

Joaquín. Mi intención es hablar de este hombre al que yo venero, y hacerlo en un periódico de gran difusión en el que no todos sus lectores son taurinos. Querido Tomás, ¿eres consciente del insoportable brillo de tu ausencia? Hay gente que desprecia lo taurino, pero nadie ignora que hubo un tipo llamado José Tomás que brilla ahora por su ausencia. ¿Eres consciente de eso? ¿Cómo lo llevas?

José Tomás. Soy consciente. Pero las ausencias que más duelen no son las elegidas, como la mía.

Joaquín. ¿Tú decidiste conscientemente irte?

José Tomás. Sí, por eso duele menos. Este mes de mayo último ha sido duro; perdí a un amigo. Esa ausencia sí que la siento, y mucho.

Joaquín. ¿Quieres decir que volverás?

José Tomás. No, no lo quiero decir. Pero sí que lo podría hacer. En cualquier momento. La ausencia que más duele es la que no se elige y la que no se puede volver a sustituir.

Joaquín. Corren muchas leyendas sobre ti. Por ejemplo, dejas de torear y te dejas barba, porque un torero con barba no puede ser. De hecho, yo ayer me afeité la barba para que estuviéramos un torero con barba y un cantante sin barba, y me ha salido fatal. Corre la leyenda de que te hiciste hippy, y que te fuiste a Estepona, a jugar al fútbol en un equipo de Tercera División.

«Las ausencias que más duelen no son las elegidas».

José Tomás. Hay leyendas que son ciertas y otras que son leyendas. En mi caso, la barba me la dejaba en los inviernos.

Joaquín. Pero no has tenido los huevos de hacer el paseíllo con barba. La liturgia es la liturgia.

José Tomás. Eso no es cuestión de huevos; la barba me la he dejado en invierno, y he toreado con barba, en el campo. Y lo del fútbol es cierto, he jugado en un equipo de Estepona. El Macarena. Por un bar en el que voy a tomarme una cervecita de vez en cuando, tranquilamente, con mis amigos.

Joaquín. Tu abuelo y el fútbol. Cuéntame la historia.

José Tomás. Mi abuelo es muy importante en mi vida. Todos los días me llevaba a Las Ventas, cuando era un crío de diez u once años. A San Isidro. He visto muchas faenas. Me gustaba el fútbol, del Atleti de toda la vida. Y él quería que fuese torero.

Joaquín. Te destrozaba los balones si te veía jugar al fútbol. Para que fueras torero.

José Tomás. Puso la fe y la ilusión para que su nieto fuera torero. Fue realidad su sueño.

Joaquín. Te ponías donde nadie se ponía. Y te fuiste. Hay gente que dice que no se torea igual comiéndose los mocos que con mucho dinero.

José Tomás. En mi caso no tiene que ver con el dinero. Nunca se puede poner uno delante de un toro por dinero. Porque no hay nada que pueda pagar la vida de un ser humano.

Joaquín. De purísima y oro es una canción que hice pensando en ti, para Manolete. Una historia preciosa. El 28 de agosto, el mismo día que mató un toro a Manolete en Linares, tenías que torear, y te pusiste de purísima y oro, como la canción… Tienes en un altar a Manolete…

José Tomás. La primera vez que te escuché fue en México. Un ganadero mexicano te escuchaba constantemente. “Y nos dieron las diez”. La siguiente canción que me cautivó fue “Y sin embargo”. Esa música me ha ayudado terriblemente. Tu música ha sido como la oración a la que encomendarme.

Joaquín. No me digas eso.

José Tomás. Me ha pasado estar en el burladero, con el capote, esperando, y pasárseme por la cabeza canciones tuyas.

Olé.

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