“La gente a la que admiro los lleva. Dylan lleva sombrero. Leonard Cohen también. Pero es que además hay una historia política muy bonita, que tiene que ver con el Madrid de la Guerra Civil. Cuando entran los nacionales en la ciudad, reabren una tienda de sombreros que había al lado de la Gran Vía. Y colocan un cartel de publicidad tremendo que decía: ‘Los rojos no llevan sombrero’. Así que me dije: pues yo, rojo y con sombrero. Y es verdad que los rojos por aquel entonces no lo llevaban. Y a las primeras señoritas que se atrevieron a escribir, a ser modernas y rojas, las llamaban ‘las sin sombrero’. Porque se quitaron los sombreros y aquellas faldas…”.