A todas luces se trata de una canción de amor, pero yo no la centraría únicamente ahí, también realiza una crítica a la decadencia del mundo en el que vivimos. De los sueños que se tienen y la realidad que te encuentras. Quizá por eso aparece la siguiente ciudad, Nueva York. En un lugar donde la libertad es el símbolo que la identifica mundialmente, la ciudad donde todo el mundo va buscando realizar su sueño, donde piensan que el éxito es algo que está asegurado. Es curiosa la situación que se nos presenta. Por un lado, tenemos a la majestuosa estatua de la Libertad, que podría verse como el hada madrina que permite que todo el mundo consiga lo que se propone. Pero navegando a su alrededor nos encontramos a los petroleros, que representan a la cruda (nunca mejor dicho) realidad, a los poderosos que vigilan constantemente el transcurso de la vida. Libertad, sí, pero con matices. No quiero pasar por alto el guiño que Joaquín hace a su idolatrado Bob Dylan haciendo alusión a su canción Desolation Row (además de ser un lugar de la bahía de Nueva York).