Luego vinieron algunos discos que confirmaron el tremendo potencial de Sabina y algún otro que suscitó muchas dudas. En los primeros años noventa se suceden tres estupendos trabajos que culminan, en 1994, con la aparición de “Esta boca es mía”, uno de los mejores discos del autor en su dilatada carrera. Para su elaboración, contó con la colaboración de artistas como Pedro Guerra, Pablo Milanés o Rosendo y fruto de aquello surgieron extraordinarias canciones, como “Por el bulevar de los sueños rotos”, “Esta noche contigo” o “Ruido”. Pero la joya se encontraba en el último corte del disco, con la canción que daba nombre a todo el álbum: “Esta boca es mía””.