Algunos de ellos fueron a parar a manos de James Hetfield, Erick Clapton, Zakk Wylde, Billy Gibbons o, como es el caso que nos atañe, Joaquín Sabina. Desde entonces, no solo no se ha separado nunca de él, sino que con el paso de los años encargó otras piezas similares como obsequio para algunos de sus amigos.