“De esa tengo algo que decir. Está hecha en la calle Tabernillas. ¿Por qué digo lo de Tabernillas? Porque era un piso que me costaba cuatro mil pelas al mes; era una casa de mierda que tenía lo mismo que tiene mi casa de ahora. Es decir, pobre, rico o mediopensionista, mis casas se han parecido mucho en su odio al minimalismo. En la calle Tabernillas había cosas más baratas que las que tengo ahora, pero había muchos libros y cuadritos y dibujitos.
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Lo curioso de esa canción es que se adelanta mucho a su tiempo. O bien, cosa no desdeñable, que yo era vanidoso avant la lettre. Porque la verdad es que no tenía dinero para comer y escribí esa canción como si fuera Frank Sinatra. Como vengándome de cierta gente. Es una canción que sigo escuchando con gran placer y me divierte mucho eso que te digo: el que yo, en Tabernillas, en La Mandrágora, ya tuviera complejo de persecución y de envidias ajenas. Es un enigma para mí. Porque la escribí mucho antes de tocar en auditorios importantes”.
Sabina, J y Menéndez Flores, J. (2007). “Sabina en carne viva”, Barcelona: Ediciones B.