Con un cenicero delante diciéndote a gritos “fuma, fuma”, resulta casi imposible. Joaquín Sabina lo vio y ni corto ni perezoso sacó su paquete de tabaco, encendió un cigarrillo y fue intercalando caladas mientras daba una rueda de prensa en el hotel Sheraton de Montevideo (Uruguay), con motivo de su gira “El penúltimo tren”, 2011. La situación no habría tenido la más mínima importancia si no fuera porque los periodistas le advirtieron que en Uruguay está prohibido fumar en locales cerrados desde hace años. Pero a él le dio igual. Disfrutó hasta la última calada sin inmutarse.