“No dejes tu suela
canela
quemando en la nieve,
como barcos de vela,
tan luego, tan trece, tan jueves.
Tus maullidos de gata,
celosa en Manhattan
me inquietan,
poco más que decir,
urge sobrevivir,
te mereces un novio poeta.
No me pidas que muera por ti
lo que queda de mí
se subasta a la mejor postora,
como un vago arlequín
en el trago de gin
de la aurora.
Pero no te impacientes,
no me atormentes,
sigue sola tu camino.
Al fin y al cabo,
no sé ni “sabo’”
cuanto desgrava el destino.
En los bares del foro
te decían Norma Jean,
no había chica en el coro
más “in’”.
Una vez te invité
a la suite de un “weekend”
en París.