Muchas veces te encuentras en lugares donde no te sientes cómodo, donde a los cinco minutos de llegar ya empiezas a sentir ganas de irte. Sin embargo, el más oscuro de los cuarteles puede llegar a ser el más acogedor de los hogares si las personas que cohabitan contigo te hacen sentir bien. Es por eso que un quinto que ansía su día de permiso se pueda sentir perdido lejos de su cuartelillo, de su celda, de su “gueto”. La felicidad no la da el lugar, la da la compañía. Es por eso que el más lujoso de los barcos siempre necesita de ese polizón que lo haga sentir más humano. Siempre es bueno tener un polizón, alguien que se presenta en tu vida sin avisar, sin preguntar, sin esperarlo y que, en algunas ocasiones, resulta ser el más cualificado para llevar el timón de tu barco.